jueves, 10 de enero de 2019

El existencialismo y yo.


No hace mucho comencé a leer obras de esta vertiente filosófica (sin contar mi intento fallido de leer La Náusea). Comenzando por El Extranjero de Albert Camus, las letras que advertían de lo absurdo se hacían cada vez más cercanas a la realidad que se presentaba ante mi, la simple exposición del extremo donde el nihilismo se siente temeroso fue un estruendo que, en mi opinión, hace que cualquiera baje la guardia y se coloque en una posición mucho más activa ante lo inminente: la existencia no tiene sentido. La afirmación anterior es tema de muchas burlas ¿Acaso es que es así? ¿La existencia es realmente absurda? La ventana que se abre al interiorizar aquello es una que, en principio, es obscura y sin posibilidad de poder franquear, un nudo sobre el cuello que apresa y aprieta hasta cortar la respiración, un legítimo suicidio, pero al mirar con más detenimiento se puede encontrar luces que vencen a la primera oscuridad y dicen: La existencia precede a la esencia, una aseveración, si se quiere, natural y de corte más bien trival, sin embargo, esta resulta mucho más profunda de lo que aparenta. En "El existencialismo es un humanismo" Jean Paul Sartre resume su filosofía (o, para ser preciso, una parte de ella) explora la problemática que confiere una corriente cómo esta, tomando un camino bien interesante, ya que toma una de las máximas del movimiento y lo transforma en una libertad sin precedentes: La elección, si, la libertad de escoger lo que nos venga en gana. Tiene sentido ya que la naturaleza no es de corte determinado, siempre hay una opción y, a su vez, no tiene solamente una contestación ambivalente, siempre hay una escala de respuestas que van a llevar a diferentes conclusiones.

¿Es justo hablar del existencialismo como una fina forma de depresión? Se podría creer que, en principio, esta corriente estaba conformada por franceses deseosos de suicidarse, hundidos en la más profunda miseria emocional y espiritual, esto solo tiene una razón de ser: una broma de internet que hace reír muchísimo, tomando un punto de vista mucho más serio, se encuentra que afirmar que la cara del existencialismo es solo demostrar lo vacía y banal que es la vida hasta llegar al suicidio es una reducción al nihilismo. Lo fundamental para no llegar a un estado tan avanzado dentro de la nada recae en los mismos que gozan de la libertad de elección, de la libertad de dar una esencia a su existencia y es lo que, a mi parecer, es lo más importante que cualquiera pudiese hacer a la par de ser una de los temas más problemáticos de la propia vida humana. Esta noción debería ser primaria, lo que guíe dentro del corto tiempo que se tiene en el universo, pero como ya se dijo no es una cuestión sencilla y muchos de los espíritus que buscaron ese motivo cayeron terriblemente en el sinsentido, llegándose a extinguir por propia mano...la filosofía existencialista no debería ser egocéntrica, si no, una búsqueda colectiva, dónde la cooperación lleve a la elevación de las partes (tal vez por ello la pareja Sartre/De Beauvoir era tan apegada al comunismo). 

En fin, las ideas y lo escrito en conjunto sobre está línea sobrepasa por mucho lo que conozco, más consideré algo novedoso hablar sobre las ideas y reflexiones que tengo sobre este movimiento, espero que encuentren un estímulo para poder adentrarse en esta, ya muy conocida, corriente del pensamiento. 

Per Aspera Ad Astra.


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