lunes, 23 de septiembre de 2019

Las Noches Blancas, Fedor Dostoievski

Recuerdo cuando en la prepa, durante el último año, me dejaron la tarea de leer El Zarco de Ignacio Manuel Altamirano, en un principio, fue un libro que me hizo reflexionar mucho a cerca del amor, precisamente de Manuela y El Zarco ¿Era justo el final para ella? el final es uno de los que no terminan de encajar en el imaginario que me he inventado a través de los años.

Ahora con Las Noches Blancas, me encuentro con un libro donde el tema me recuerda aquel libro mexicano. Esta novela es muy corta y acomodada de una manera bastante agradable y cómoda, es una novela romántica donde San Petersburgo es un personaje más que acompaña, reconforta o, a veces, hace que la miseria aumente, haciendo que los escenarios sean cada vez más sensitivos y cercanos para quien lee. 

Los personajes no son muchos, tenemos a Nástenka y su babouschka, el protagonista anónimo (que es a su vez el narrador)  y el amor no correspondido de Nástenka. Estos personajes exploran distintos estadios de un alma enamorada, siendo ella y el protagonista quienes presentan sus historias de amor y desamor que dan un nuevo significado a la primera noche donde estos se conocieron. El protagonista es solitario, ha aceptado su naturaleza como esta es, lo que no significa que no la sufra cuando esta le cae encima. Bajo este punto, se debe decir que el personaje del narrador es el mejor explorado del libro, sobretodo por que su voz es la que recibe más peso en los soliloquios que descubren las emociones más potentes de su psique y, sobre todo, el enamoramiento por Nástenka. A pesar de que se hace más hincapié en él, Nástenka, es una figura muy utilizada durante la literatura del siglo XIX, la de una mujer frágil que se descubre, se abre a través de las conversaciones nocturnas, ella expresa, a veces exageradamente, el amor que ha desarrollado por el hombre que la dejó para ir a hacer negocios a Moscú, lo que abre la posibilidad de empatizar muchísimo más con ella ¿Quién no ha sentido lo que ella? Arder y consumirse en el amor que se ha ido y probablemente no llegará.

De manera personal, la secuencia final, entre la cuarta noche y la mañana, es una de las más interesantes por sus implicaciones emocionales y psicológicas sobre los personajes desgarrando totalmente a uno y haciendo que el otro tenga una aparente felicidad. La realidad a la que se deben enfrentar se ve totalmente polarizada por las diferentes formas en las que se han desenvuelto ambos. Es el fragmento que más me impactó y gustó de la novela.

Para concluir, la novela representa muy bien el estilo de literatura del siglo XIX por los temas que aborda y como los aborda, la exploración psicológica de los protagonistas es interesante ya que, si bien es corta, es efectiva para explicar el modo tan particular de entender la realidad en la que cada uno vive. Las temáticas siguen la corriente de su tiempo, sin embargo, la peculiar forma de escribir de Dostievski, manejando los escenarios y su interacción con los personajes de tal forma que el primero parece tener una conciencia que cambia según las emociones y estados de los personajes; la forma de llevar la narración se siente natural, su aparente simpleza hace que esta tenga una poética muy refrescante y bella.

La lectura de esta pequeña novela esta totalmente recomendada, creo que todas y todos hemos tenido nuestras propias noches blancas, cuando la mañana parecía lejana, callada tras los edificios de la ciudad y las calles que a veces parecen desiertas, mientras que otras parecen llenas de vida y amor...sólo para descubrir que la mañana inevitablemente llega.

PER ASPERA AD ASTRA. 

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