martes, 10 de septiembre de 2019

Rolling Thunder express (pt. 1)

Querida gente que me lee aún, este es un pequeño experimento que estoy llevando a cabo, se basa en la película de Martin Scorsese, Rolling Thunder Revue: A Bob Dylan Story. La cual la recomiendo ampliamente, a pesar de no ser un fan de huesos amarillos del canta-autor, es una película que merece totalmente la pena. 

Sin más por el momento, aquí este pequeño experimento. 

Rolling Thunder Express pt. 1 

Las guitarras ya están afinadas y ahora es nuestro turno se subir al escenario, en esencia haremos lo mismo que hemos estado haciendo las últimas semanas: tocar frente a un puñado de personas en pueblos pequeños ¿Por qué? hay veces que leo las noticias, las bandas más grandes del planeta visitando ciudades alrededor del globo, viviendo el sueño, dirían algunos. Mientras que nosotros estamos enfrascados en un roadtrip que vaga por Estados Unidos y las ciudades fronteras con Canadá, con un camper que alcazaba bien, hasta que más y más personas se comenzaron a subir al Rolling Thunder express, como si el espacio y las horas de viaje no fueran ya suficientemente incómodas.
Una de las cosas que más he odiado de toda esta gira, es al maldito Ginsberg repitiendo los mismos poemas sin sentido, vestigios de su antigua gloria con sus compinches Beat, la delgada línea entre lo complejo y lo pretencioso siempre esta al filo de ser saltada. Aunque, debo admitir que no odio a ese hombre, a pesar de su escritura, es un tipo agradable y que disfruta de serlo (aunque en el fondo sea una de las mentes más libertarias del grupo), sus pasos de baile son bastante torpes, pero más de una vez he visto como ha logrado animar a las fiestas de los pueblos que visitamos, solamente con la alegría de sus pasos, es una silueta que nos traspasa y nos contagia a todos, ni siquiera Joni se queda indiferente al verlo bailar. Tampoco se queda indiferente al escucharlo a hablar, la regla es clara: Ginsberg habla, los demás escuchan, no hay que dejarse llevar por lo imperativo de esa frase, él es como si Buda fuese estadounidense, un guía espiritual que gusta del pollo frito, cerveza y una noche de baile con The Band de fondo ¿Cómo rezaba su poema? Jmmmmm ¿Aullido? He visto a las mejores mentes de mi generación… seguido de un montón de infortunios…es raro pensar que él pueda tener tanta pobredumbre en sus pensamientos y a la vez ser tan místico y, al final del día, alegre como lo es.
Durante el concierto hubo algunas lágrimas, siempre las hay cuando Dylan canta Blowin´in the wind y las ya conocidas canciones “románticas” que no pueden faltar en el repertorio de cualquiera que se digne llamar como canta-autor.  La otra noche, Joan la cantó con él justamente Blowin’. Fue un momento extraño, siempre los veíamos juntos, pero en ese par de minutos no eran Dylan y Báez, era una amalgama hecha de cuatro voces: Las suyas y de las guitarras que estaban tocando, ninguno de los que estábamos ahí nos atrevimos a acompañarles, no había la necesidad, era suya esa canción, diría que teníamos cierto temor pero es demasiado vago para describirlo, fue como una luz que nos enternece, nos quita las defensas dejándonos desprotegidos ante un evento que no terminamos de comprender, sumamente sublime, bello en la medida con quien cada quien pueda lidiar con ese concepto. Desde aquella noche, supimos que esa canción no solamente tenía un influjo sobre el público, también lo tenía sobre nosotros, incluyendo a Dylan. Pienso que hay veces donde las canciones parecen que son tan lejanas a nosotros, tan distantes, es sorprendente que podamos llegar a un estadio tan alto solo por la escritura y unos cuantos acordes, un estadio donde lo sublime de las canciones es lo que sobrevive.
Hoy ha sido una noche buena, hemos tocado por unas 4 horas, el telón cayó, mientras los tramoyistas (que usualmente somos nosotros mismos, hoy tuvimos suerte de tener la ayuda del ayuntamiento del pueblo) acomodaban los instrumentos en el camper, Joni tenía un semblante desesperado, una inquietud que la invadía poco a poco. Tenemos unas cuantas horas en el hotel, habrá oportunidad de que ella respire y pueda volver a su centro. Ella me llena de intriga, es una chica bastante singular, neoyorquina de pura cepa, si algo sabe hacer muy bien es escribir canciones sobre esa tremenda vida que ha llevado entre taxis, metro y amoríos (a pesar de que no había oído a nadie mencionar que ella tuviese algún tipo de relación amorosa, pero nadie que sea de Nueva York, sea artista y, además, sea una buena artista adolece de los corazones rendidos ante sus pies) no obstante, su sonrisa es sincera, es una idea que tengo, una sonrisa sincera muy poca la gente la tiene, es difícil poder reconocerlas, simplemente te toman por sorpresa. Si tuviera que ponerle un apodo a Joni Mitchell, este sería de: Susurro del desierto, tiene cierta consonancia con su capacidad de hacer canciones de casi todo y siempre tenerlas a punto para toda clase de situaciones, ya sean esperadas o inesperadas, un susurro que acompaña en los días más calurosos y las noches más frías, sin perderse los días y las noches intermedias, un susurro en el desierto que puede resultar las calles de Nueva York un martes a las 11:30 de la noche. Lo que realmente me intriga es que sea callada, solo hablando lo necesario, si fuera un poco más comunicativa seguramente hubiésemos visto dos o tres discusiones con Ginsberg…


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