sábado, 8 de diciembre de 2018

Agua Viva

Agua Viva, Clarice Lispector

¿Cómo hablar del libro que cambió el paradigma de una vida sin quedarse corto? ¿Cómo hablar de las mil y un emociones que las páginas de este río provocaron y que siguen rugiendo acaudaladas?
Agua Viva, más que un libro, es un íntimo retrato de todas las tecituras que conlleva tener vida, tan abstracto como eso pueda sonar. El discurrir de cada página habla de una nueva sensación, como el leve toque de un árbol o como el calor de los rayos de sol que se ciernen sobre la piel. Y es que parece que es un sueño, leer cada párrafo es flotar entre las entrañas de una ceiba, alta y fuerte, llena de vida y muerte, es mirar por la ventana empañada, la soledad de un jardín con rocío; es sentir la cama vacía, sábanas que extienden por kilómetros sin poder parar.
Tomar este libro es aventurarse más allá de lo que se conoce de uno mismo, es un libro viviente que habla a cada quien de manera distinta, tal vez sea eso lo que lo vuelva uno de los más desconocidos y olvidados de la literatura latinoamericana.
Y es que su manera tan audaz de romper el idioma, de hacerlo propio y de convertirlo totalmente tornasol, es de alabar y, sobre todo, de estudiar por qué no puedo caer en qué tanta sinceridad, paciencia y emociones puedan ser descargadas en líneas tan sonoras que podrían hacer una sinfonía.
Agua Viva ofrece algo que no muchos libros pueden: un espejo donde reflejarse muy sincera, no encontrarán capítulos o una historia fija, incluso este libro podría no tener numeración por qué cada sección en si es una experiencia completa que no necesita ser compilada para poder llegar tan lejos como las mismas letras llegaron a Clarice, como dijo ella, las letras son sensaciones que se esconden en párrafos misteriosos e incluso crípticos.
Rindo una admiración muy personal por esta autora, que me parece es una de las más grandes que nos pudo regalar el siglo XX y desde este blog quiero hacer extensiva mi experiencia con este libro que cambió mi vida en todo sentido. 

  • Pd. Ella era Clarice, misteriosa. 

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