martes, 7 de mayo de 2019

Frida Kahlo.

En todo lo que lleva de existencia de este blog siempre tuve la idea de hablar sobre Frida Kahlo, esa enigmática mujer que pintó algunas de las piezas más representativas de México y cuya imagen se ha vuelto estandarte de la "mexicanidad" más pintoresca, por lo menos para los ojos del mundo.

Hablar de Frida en estos tiempos es hablar de un símbolo desgastado, sobremitificado, alejado de lo que alguna vez fue y esto, en parte, por su historia trágica bien conocida por la mayoría, que bien se ve representada en sus obras. También una de las características que la ha definido es el papel que jugó en su vida la presencia de Diego Rivera como un eterno amor (aunque, más parecía una clase de codependencia enfermiza y a ratos un amor), también siendo un motivo que repetirá en su obra. En tiempos recientes, el desgaste de la figura de Frida como representativa del país ha llevado a que se hiciera una revisión crítica de la obra que ella produjo, dando cuenta que no todas sus pinturas resultaban de un amplio interés, solo hay que hacer una pequeña búsqueda en Youtube para dar cuenta de ello o buscar en Facebook las mil y un imágenes que denuncian esto. Esta crítica, lejos de dañar la imagen que se le ha dado, creo, hacen que las pinturas que puedan resaltar por si mismas tengan aún más protagonismo sobre otras obras de producción mexicana. 

La crítica a la obra de Kahlo ha llevado a criticar a su figura, ya que ella es un símbolo de varias ideas tanto universales como particulares para México. Una de las formas con las que se ha tratado de llegar a esta crítica es a través de su diario, el cuál compila diez años de su vida (1944-1954). En este se encuentran pensamientos, poemas, pequeños bocetos e ideas para proyectos a realizar y demás escritos que dejan ver un poco de la intimidad de la pintora. Esto basándose en la, aparente, falta de profundidad, variedad y soltura de las páginas del diario, que, al aunarse con los registros históricos sobre su vida, se sintetiza un autorretrato que no termina de adecuarse a la idea que se tiene de ella. 

Criticar una vida mediante un diario que, probablemente, ella no sabía que sería publicado, es una idea un tanto escabrosa ya que el objetivo de llevar un registro de los días es  dar rienda suelta a la libertad de escribir cualquier cosa, por que, en principio, solo la autora de él tiene acceso a su contenido. Usar el diario como un punto a favor de los detractores me parece de mal gusto ya que no se hace critica de los momentos más íntimos que se pueden tener: Uno mismo con la pluma y el papel. 

La cuestión con Frida para mi recae en la sacralización de su figura, como un pilar central de la cultura mexicana, es cierto que sus pinturas enaltecían este sentimiento y lo representaban de maneras festivas y cotidianas pero el grueso de su obra es intimista hacía su figura, sus miedos, los dolores, las alegrías...su yo. Eso no es malo y, tomando el diario como soporte, habla de la persepectiva que logró construir de si misma usando como hilo conductor las circunstancias, los sentimientos y los eventos que la llevaron a aquel momento de su vida, tenía sus propias metas, sueños y por supuesto miedos, plasmados en las páginas y en los lienzos, acercarse a la pintura de Frida no por los elementos pictóricos o como son representados, si no por el contenido mismo y su contexto hace que la mirada sobre ella se vuelva más íntegra, entendiendo las inquietudes que ella quiso plasmar. 

No fue la mejor pintora mexicana, sin duda, sin embargo, su historia y el mensaje que quiso dar mediante sus creaciones construyeron la conciencia mexicana actual y la imagen que se tiene de México en general pero el desgaste y tergiversación de esta imagen hace que sea complicado poder devolverle su carácter terrenal original. Por que, a mi parecer, es ahí donde está la parte más interesante, al fin y al cabo, ella era un ave con las alas rotas que decidió cantar en tierra hasta el día de su muerte. 

Per Aspera Ad Astra. 

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